Cuando pensamos en la contaminación global, a menudo señalamos los coches o la industria... ¿pero, sabías que la ganadería intensiva contamina más que todos los coches particulares del mundo juntos? Así lo confirma la ONU, que afirma que el sector ganadero genera un 18% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero.
Las macrogranjas, con miles de animales en espacios reducidos, son auténticas fábricas de contaminación. Y no solo por el aire: consumen enormes cantidades de agua, degradan el suelo y generan desechos tóxicos que acaban en los ríos y acuíferos.

El impacto ambiental de las macrogranjas
Cuando hablamos del coste ambiental de lo que comemos, las diferencias entre las macrogranjas y la producción de espirulina son abismales:
- Consumo de agua: Para producir 1 Kg de carne bovina se pueden necesitar hasta 15.000L de agua. Por el contrario, 1 kg de espirulina se cultiva con solo una centésima parte de esta cantidad.
- Contaminación: Los residuos animales y el uso de antibióticos a las macrogranjas generan contaminación de aguas y tierras. En cambio, las granjas de espirulina son sistemas cerrados y limpios, con un impacto prácticamente nulo sobre el medio ambiente.
- Uso del suelo: Las macrogranjas requieren grandes extensiones de tierra para el ganado y para cultivar su alimento (soja, maíz…). Esto contribuye a la deforestación, especialmente en zonas vulnerables. La espirulina, pero, se puede producir en espacios reducidos, incluso en zonas áridas o no aptas para la agricultura convencional.
- Emisiones de gases de efecto invernadero: La ganadería intensiva es responsable aproximadamente del 14,5% de las emisiones globales, en cambio, la espirulina absorbe CO₂ mientras crece, ayudando a combatir el cambio climático.
La espirulina: mínima huella, máxima nutrición
Ante este modelo tan agresivo para el planeta, la espirulina se presenta como una alternativa revolucionaria.
Hasta 200 veces más proteína por hectárea que una granja de ganado vacuno
Emisiones casi nulas de CO₂ y metano.
Necesita muy poca agua.
No genera residuos contaminantes ni requiere pesticidas ni antibióticos.
Por si no hubiera basta, la proteína de la espirulina es de alto valor biológico, con todos los aminoácidos esenciales y fácilmente absorbible por el cuerpo humano. Esto quiere decir que no solo es más eficiente, sino también más saludable.

Blauver: sostenibilidad en acción
En Blauver nos tomamos seriamente el futuro del planeta. Por eso:
♻️
No usamos plásticos. Nunca.
🌍
Nuestros envases son compostables o reciclables.
🧬
Producimos espirulina con una huella de carbono casi nula.
💚
Y promovemos un estilo de vida más consciente, desde el que comemos hasta cómo lo consumimos.
Por
eso, este 18 de abril, en el marco del Día Mundial del Reciclaje, te
invitamos a repensar tus elecciones diarias. La diferencia entre una
macrogranja y una granja de espirulina no es solo ambiental, también es
ética, nutricional y humana.
Elige proteína que nutra sin destruir. Elige espirulina.