Mito 3:
La espirulina no es una buena fuente de B12 para veganos
Un estudio compartido en 1990 dijo que la B12 de la espirulina no se asimilaba como la B12 proveniente de fuentes animales, sin embargo, ya hace más de 30 años de ese estudio y las cosas han cambiado. Y es que ese estudio no tuvo en cuenta ni el formato ni la calidad de la espirulina, y es que la espirulina fresca contiene B12 biodisponible para el cuerpo humano, así que esta microalga es un alimento ideal para complementar dietas veganas, ayudando a mantener la energía y el bienestar.
Mito 4:
La espirulina no ayuda al control de peso
Si bien la espirulina no es conocida como un "quemagrasas", su alto contenido en proteínas y su capacidad saciante pueden ayudar al control de pesp. Al aportar nutrientes esenciales y favorecer la sensación de saciedad, ayuda a evitar antojos y desequilibrios nutricionales, convirtiéndose en un excelente complemento dentro de una alimentación equilibrada. Además, su aporte de aminoácidos esenciales y su efecto energizante pueden mejorar el rendimiento físico y mental, favoreciendo hábitos saludables a largo plazo. Un cuerpo bien nutrido funciona mejor y regula de forma natural su peso.
Mito 5: La espirulina tiene mal sabor
Si hay un mito por el que es conocida la espirulina es que tiene un sabor intenso y desagradable, pero esto no puede estar más lejos de la verdad. Y es que el sabor natural de la espirulina es apenas apreciable, ya que es muy suave y neutro. Lo que realmente hace que su sabor pueda ser tan intenso y desagradable son los aditivos, colorantes y metales pesados que hemos encontrado en muchas espirulinas que se venden hoy en día, especialmente las que provienen de países asiáticos. Por eso es importante conocer los métodos de producción de la espirulina y los certificados ecológicos para asegurarte de que tu espirulina sea 100% natural y sin ningún tipo de aditivos ni colorantes.