Blauver nació de un viaje, de un sueño y de un descubrimiento que lo cambió todo.

En 2009, Joan Solé, un joven activista que defendía la soberanía alimentaria y una forma de vivir más humana y sostenible, viajaba por Europa con la mochila a la espalda.
Allí conoció la espirulina: un ser vivo ancestral, presente en la Tierra desde hace 3.500 millones de años, capaz de darnos oxígeno, vida y una nutrición extraordinaria.

Fue amor a primera vista. Joan empezó a enseñar su autocultivo en comunidades, proyectos sociales y humanitarios, demostrando que este superalimento podía nutrir a las personas y regenerar el planeta al mismo tiempo. Pero se encontró con un problema: en el mercado, la espirulina era industrial, polvo barato deshidratado a altas temperaturas, muy lejos de su verdadera potencia natural.

Con la voluntad de ofrecer “espirulina de la buena: fresca, viva y artesanal”, construyó la primera microgranja en Lleida, cultivando con agua pura del Pirineo y métodos propios que respetan los ritmos de la naturaleza. Así nació Blauver, pionera en España en llevar espirulina fresca de calidad a los hogares.

Hoy, cada dosis Blauver lleva dentro la misma esencia que cautivó a su fundador: un alimento vivo, sostenible y poderoso, cultivado con rigor y cariño, que quiere reconectarnos con la vida y ayudarnos a “recuperar la salud a través de los alimentos».

Hoy, esta historia sigue gracias a personas como tú, que dan forma a la revolución Verdiazul, la revolución Blauver.